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iarenzana |
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2007-03-13T06:49:00Z | 2097-01-23T19:09:00Z | https://arenzana.org/?p=172 | 172 | Sydney a Christchurch: Conociendo a los lugareños | /2007/03/sydney-a-christchurch-conociendo-a-los-lugarenos/ |
Saludos. Esta mañana salí de Sydney en dirección a Christchurch, Nueva Zelanda. Todo iba bien, el estómago un poco revuelto tras despegar pero bueno: esas cosas pasan a veces. Un vuelo tranquilo. Nos dan los papeles de inmigración en Nueva Zelanda, igual que en Australia, mismas preguntas, etc. Comida… no, animales… no, botas/calzado de montaña… SÍ. Mal asunto, si marco que no pueden cortarme la cabellera si me pillan, o lo que es peor, carlitos: en un intento de honestidad marco que sí. Christchurch está cubierto por una negra capa de nubes y una lluvia que no obstaculiza el aterrizaje, aunque; yo sabía que a mí sí me incordiaría y bastante. Salgo del avión y llego a aduanas; está lleno: 30 minutos de espera hasta que me llega el turno. Durante la espera me encuentro con una catalana; me ve el pasaporte y me dice “de donde eres? de la Rambla?” ¬¬ Sí, porque España, como sabéis es muy pequeño. En un intento por librarme de ella (a pesar de decirle que soy madrileño no se rendía) recogí mi maleta con el fin de ir a por el coche, acelerar y salir de allí lo antes posible.
Al recoger mi equipaje tocar la “zona de cuarentena” a ver con qué me vienen. Miran mi papel de inmigración y me dice una señorita uniformada “tome asiento por favor”: la hemos liado. Después de 5 minutos una señorita viene y me pone las maletas en una mesa metálica; como las de CSI para hacer autopsias. Empezó por la bolsita pequeña y lo sacó todo; literalmente no dejó nada. Me di cuenta de que no podía ganar esta batalla si me mostraba hostil; de modo que me puse en plan Cruz y Ralla: graciosillo. Le pregunté si después de aquello me invitaría a comer; me dijo que no, que era tarde; pero si quería agua… mal empezábamos. Empezamos a hablar de leyes, de forma informal y “off-the-record” hasta que me pregunta si alguna vez he conducido con exceso de velocidad. No había forma de hacer creer que no hablaba inglés; estaba perdido, si me declaraba culpable… podría no salir nunca de allí; pero si me declaro inocente… podrían averiguarlo y quién sabe cómo. Finalmente confesé y me dijo que no pasaba nada; que ella también lo hacía alguna vez: los agentes de aduanas parece que también tienen rasgos humanos al fin y al cabo. “Así que estarás aquí 9 días.” Mi%*$da. Finalmente me van a detener y estaré 9 días en el calabozo. “En aduanas??!!!!” respondí yo. La agente se rió. “No aquí no estarás tanto” Bien, quizá me liberen antes de que mi vuelo salga hacia Sydney, quizá sin antecedentes. “Aquí terminaremos rápido”. No pensaba que fueran a usar cámara de gas por declarar que he superado la velocidad límite alguna vez…
Abrió mi maleta grande. “Cuando abra la bolsa de la ropa sucia y pierda el conocimiento es mi oportunidad para salir corriendo”. Como por un 6 sentido la mujer ignoró la ropa interior y la bolsa de ropa sucia: estaba curtida. Sabía lo que hacía. Le pregunté si podía hacer una foto; en casa no creerían lo que me sucedía. Ella respondió que no; no están permitidos ni móviles ni cámaras en la zona. A pesar de todo fue muy agradable. Terminó. Yo le pregunté si esto era lo que decían en las guías de “conozca a los lugareños”. Ella rió y respondió “espero que conozcas otros en mejores condiciones”. Eso esperaba yo también… si no me llevaban a la cámara de gas. Me dijo que podía irme. Ya? Sin antecedentes? Sin cortarme la mano siquiera? Había terminado su trabajo. Y el mío allí también.
Fui a alquilar el coche. Un Dihatsu Sirius. Pequeño, tipo Swift. Manual. Hasta aquí todo normal si no fuera porque aquí la gente conduce “por el otro lado”. Y eso implica TODO en el otro lado: palanca de cambios, intermitentes y, evidentemente, volante. Lo peor sería llegar al Oceanside B&B, que es mi destino; a unos 20km de distancia del aeropuerto. La señorita de Avis me lo marcó en un mapa: bien, ahora sólo necesitaba un copiloto que me guiase. No hio falta; salté al coche y con un acelerón me piré (lo del acelerón es literal). Vagamente bajo la lluvia me guié por las calles. Sin un error (y lo que es mejor: ni un arañazo/golpe/pinchazo) llegué al B&B. Por primera vez en mucho, mucho tiempo estaba orgulloso de mí mismo.
Mañana 700km; eso no es para estar orgulloso sin embargo.
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